Hacer este tipo de arte en un país latinoamericano, y más aún en una provincia conservadora como la que vivo no es nada sencillo. Es por ello que quisiera compartir mi historia, el porqué hago este tipo de arte y cómo ha cambiado en mi la forma de ver el mundo.

¿Cómo empezó todo?

Empecé a hacer fotografía desde mediados de 2017, aunque muy casual. Mi perfil en Instagram fue evolucionando a la vez que me iba llenando de referencias fotográficas.

Recuerdo toparme con algunas cuentas en Instagram que me llamaron la atención: @1rhnaiwar, @inconclusoflorence y @brachh. Estos tres usuarios me abrieron los ojos a que la fotografía podía tener desnudez y verse completamente natural y hermoso.

Para inicios del 2018 estaba en mi faceta de experimentación. Fue con la sesión The Girl In The Water que empecé a inclinarme por la fotografía conceptual, y darme cuenta que podía utilizar de base mis poemas para hacer las tomas.

Fue en un momento de valentía que me reté a poder hacer fotografía artística de desnudos y topless, porque me sentía preparado para poder llevar acabo este tipo de proyectos. Además, el elemento ‘desnudez’ iba a la perfección con los escritos en mis poemas.

La situación que pasaba Panamá y el mundo en ese espacio del tiempo (movimiento #MeToo y la denuncia a un fotógrafo panameño por abuso sexual) hizo que no fuera muy sencillo iniciar.

Recuerdo haber publicado en mis historias de Instagram muchas veces la búsqueda de modelos (ya sea hombre o mujer) para estas tomas. Una que otra persona me llegó a escribir por mera curiosidad, pero declinaban de inmediato.

Era complemente normal, no contaba con una galería para sustentar que podía hacer este tipo de fotografía y por ello temían que fuera cualquier loco. Me pongo en el lugar de ellos/as y es compresible llegar a esa lógica; es mejor ser precavido/a.

Las primeras sesiones fueron de topless

No recuerdo la fecha exacta, pero llegando a medidos del 2018 pude contar con una chica que le interesó hacer unas fotos de topless. Una excelente persona, me pareció alguien confiable (exacto, si alguien no me parece confiable no hago las fotos). Me desplacé desde David hasta un bosque en Volcán donde pudimos hacer las tomas, esta sesión luego llegaría a llamarse Cold.

Lo principal que se debe desarrollar al hacer este tipo de sesiones es una buena comunicación y respeto mutuo. En todo momento fui directo y explicativo sobre todo lo que conllevaba el proyecto y cómo debía ser las tomas, se resuelve cualquier duda para luego llegar a hacer la sesión fotográfica.

Quien ya haya trabajado conmigo en este tipo de fotografía sabe como es mi manera de desarrollar la sesión. Siempre guardo distancia y le brindo su espacio a el/la modelo para que pueda sentirse cómodo/a.

Si en algún momento requiero que haga una pose en específico yo mismo trato de simularla para que el/la modelo pueda imitarme.

En esta sesión se usó algo a lo que llamo “topless con censura” en el que la modelo se encuentra con el torso desnudo, pero oculta los senos (para ser preciso, los pezones) ya sea con objetos en el lugar, o la modelo se cubre con las manos.

Al terminar la sesión fotográfica lo que más me interesaba era el feedback que me daría la chica, y esto es muy importante: tener comentarios sobre tu trato y el cómo se desarrolló la sesión. Me hizo saber que le brindaba confianza y por ello estuvo a gusto, ya que fui complemente respetuoso.

En ese momento me sentí halagado, primera vez que haría una sesión de este tipo y el feedback era excelente.

La segunda sesión igual fue topless, pero en esta ocasión sería sin censura. Cada persona es distinta, y para esta fue más difícil el guiar a la chica a hacer las poses, que aunque se sentía cómoda, en las tomas presentaba mucha rigidez. De esta sesión sólo queda la toma que llamé The Fallen.

Desnudos, la prueba definitiva

Aún teniendo dos sesiones de topless se mantuvo difícil el encontrar modelo para los proyectos de desnudos. Pasó algunos meses hasta, por casualidades de la vida, conocí a una chica que posteriormente se ha convertido en una gran amiga.

Ni siquiera empezamos a hablar por cuestiones de mi fotografía, sino por unas materias de su carrera. A lo largo de las pláticas salió a relucir el tema de mi arte (ella seguía mi trabajo fotográfico) y me empezó a preguntarme sobre cómo las elaboraba. Contesté sus preguntas y luego de esto me hizo saber que quería colaborar.

Actualmente es la persona con que más he creado proyectos, y también la primera que me brindó su confianza para poder hacer las sesiones de desnudos. En mi Instagram he mostrado muchas de estas sesiones, y me siento orgulloso de haberlas creado. Más de una he considerado imprimirlas para ponerlas en un cuadro.

“Feelings” o “Loving Myself” son algunas muestras de trabajos que he podido crear gracias a ella, una persona que creyó en mi arte y visión.

Me pongo un pongo emotivo, pero es porque luego de mucho tiempo saber que puedes hacer tus proyectos artísticos tal cual como querías, se siente bien. Luego de ello, he conocido más personas que me han apoyado en otros proyectos: Savage, Calipso, entre otros.

Sobre la experiencia de hacer fotografía de desnudos, sólo puedo decir que no es como las personas tienden a imaginar. Se debe tener madurez, crear vínculos de respeto y comunicación, además de una perspectiva artística sobre la desnudez y el cuerpo humano como tal (despojarse totalmente del morbo).

Hacer fotografía de desnudos es un reto muy grande, porque no sólo quieres/debes compartir un mensaje correcto, sino también evitar el morbo por parte del espectador, guiar una modelo para hacer las poses y que este/a puedan hacer lenguaje corporal apegado al concepto, entre muchos otros factores.